Un artículo de la periodista Mónica Arrizabalaga en el diario ABC de 25 d setiembre de 2017 nos habla del enorme éxito ininterrumpido del libro de Fulcanelli «El misterio de las catedrales», donde todos los elementos del arte de la construcción de tan fascinantes edificios se atribuyen a nombres e ideas ocultistas de su constructores (maisons, en francés). Indica el artículo que buena parte de su enorme éxito se debe al enigma sobre la identidad del autor, pues Fulcanelli parece ser un seudónimo y no se conoció al personaje ni siguieres después de haber escrito otros libros.
Lo interesante para nosotros radica en la conexión que se estableció, en la indagación sobre esa identidad, con Sevilla y con su barrio de Heliópolis. Se le ubicó en esa ciudad y más concretamente ese barrio. Estas son sus palabras:
(…) «También se sostuvo que tras el seudónimo se amparaba un colectivo de masones, alquimistas y ricos aficionados a las ciencias ocultas de París que se hacían llamar Los Hermanos de Heliópolis, a los que Fulcanelli dedicó su obra. Los únicos que le conocían, Canseliet y Champagne, sostenían lacónicamente que se trataba de un aristócrata de mediana edad, con cuya fortuna había estado a las puertas de descubrir la piedra filosofal», relata Taranilla de la Varga en su libro.
Sevilla y la conexión Heliópolis
Las especulaciones lo llevaron hasta Sevilla, donde varios discípulos dijeron haberlo visto en los años 50, con una apariencia mucho más joven de la que correspondería a su edad debido a que había comprobado los efectos del elixir de larga vida. Allí lo situó José Luis Corral en su novela «Fulcanelli. El dueño del secreto» (2008), vinculando al misterioso alquimista con el barrio sevillano de Heliópolis. Cuando se hizo en 1929 la gran Exposición Universal de Sevilla, varios masones participaron en el diseño de la misma. El barrio nuevo que se construyó para albergar los edificios de la exposición recibió el nombre de Heliópolis, ‘la ciudad del sol’, nombre extraño y ajeno por completo a Sevilla, explica Corral».